Fabiola.
Roma, inicios del siglo IV d.C. Fabiola, una joven patricia insatisfecha, posee todo lo que, en apariencia, da la felicidad: belleza, fortuna e inteligencia.
Las conversaciones con su esclava Syra y su prima Inés, y el ejemplo modélico del soldado Sebastián, permiten a Fabiola descubrir la respuesta que busca.
Muy a su pesar, esta parece estar en esa doctrina que, sin conocerla, detesta; la misma que el emperador persigue, y que se llama Cristianismo.
Cualquiera que lea Fabiola con la sensibilidad despierta apreciará ahí un amor, un deleite curioso y sorprendente en la descripción de la campiña italiana, de las ruinas romanas, de un país sureño, luminoso, exaltado y bello.
Con gran ilusión rescato del olvido esta novela que me marcó en mi niñez.
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